jueves, 5 de febrero de 2015

La llama.


Invisibles,
crepitan los troncos en la chimenea.
al resguardo del glacial viento...
 espacio donde transita el silencio.

Tu llegada, hace bailar las páginas del
misterio; libro, emblema y lengua de dioses
tinta de ángeles y pluma de Querubín...
letras que no se ven, ni se leen,
se oyen... por un instante... se sienten...
en eterno acorde; palpito, bandera,
sortilegio y llave que transmuta...
 espacio infinito de la eternidad.

Bendito el que siente su vibrar
y mantiene la puerta abierta...
¡dimensiones sin maldad!

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