miércoles, 24 de septiembre de 2014

Sugerencias


Espérame con las manos extendidas...
no pierdas tu tren, ni apagues la lámpara,
la oscuridad, no es lugar para ti ni tu sombra.
La belleza, no tiene una sola forma
si mantienes intactas las margaritas.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

En clave de sol.



Un día de tormenta, levantose un anciano pesaroso meditando sobre su vida.
Desde su más tierna infancia había trabajado en el campo, primero acompañando a su padre, aprendiendo el oficio y  los secretos de la tierra; tierra que heredó y con ella, su labor.
Por sus manos, habían pasado millones de semillas y recogido toda clase de productos, que después vendía o regalaba a sus vecinos con menos recursos.
Nunca buscó compañera, estuvo demasiado ocupado en sus tareas y siempre sentía que le faltaba tiempo.
El anciano lloraba amargamente, no recordaba haberse sentido nunca tan solo; mientras tanto, su perrito le miraba con curiosidad y ternura, percibiendo que algo no marchaba bien, se acercó a su querido amo y, con los ojos brillantes, lamió sus manos. – El anciano, al sentir la caricia de su perro, abrió los ojos… ¡oh! Sorpresa. ..el sol había regresado, dejando ver la belleza y esplendor que le rodeaba… hasta donde alcanzaba la vista era un jardín de flores de todos los colores, olores y formas imaginables e inimaginables, en la lejanía; se divisaban los árboles con un verde jamás visto, los pajarillos revoloteando y cantando ponían música a tan bello lugar…
El aire entró en sus pulmones con tal fuerza y perfume, que se sintió el ser más feliz y orgulloso de la tierra, por todo lo que la naturaleza le había ofrecido.
Mientras miraba satisfecho la realidad que le envolvía, observó, que por el camino marcado por la senda de las margaritas, se acercaban los nietos de su buen y querido amigo Azael, con grandes cestas de mimbre cargadas de frutas, hortalizas y verduras, incluso sabía que llevaban su pan preferido y mantequilla; pues desde su puerta podía percibir el olor a pan recién horneado.
Qué día más extraño, pensó el anciano y guardó silencio... silencio, su silencio.

Moraleja: Cuida la tierra, tus semillas y tus sembrados...

Serie: Viaje al interior

lunes, 15 de septiembre de 2014

Cuento, estilo sufi.


El anciano. 
A la sombra de un árbol centenario, descansaba un anciano su decrépito cuerpo, preguntabale a Dios, el porqué de su maltrecha vida.
-Nadie me quiere, ni me quiso nunca, nadie me mira, no tengo amigos, ni tan siquiera me amó mi familia.
-No tuve cuerpo, ni vida, solo una vasija vacía; la soledad embarga todos mis días. ¿Porqué señor, tanta desdicha?
A lo que Dios, en su infinita ternura, le contestó mirándole a los ojos con una sonrisa.
-Yo te di un cuerpo, libertad, energía, puse a tus pies mil caminos para que eligieras tu dicha.
Te enseñé amaneceres, atardeceres y noches con lunas; paseaste por la tierra viendo mi creación, el agua, la fauna, flores, la naturaleza viva.
Conociste razas, países, idiomas, otras culturas y vidas; incluso, muchos seres siempre te miraron con una sonrisa.
-¡Ahora, mira tus huellas! Tú elegiste deslealtad, envidia, odio, rencor, avaricia; ingratitud, esa son tus semillas. Tú elegiste quien entra y se queda en tu vida. Solo alguien de tu negrura, es capaz de compartir tu realidad.
Ahora, recoges los frutos que en ti germinan.
El anciano, desconcertado, miró hacia el cielo y descubrió que aquello que parecía un árbol frondoso, tan sólo era una reliquia.




Serie: Viajes al interior...

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Construye y siembra...

Vírgenes y cristos 
cantan letanías
No permitas 
que el vino fermente
en tinaja corrosiva.
Cuevas y veredas
Esconden  huellas...

Tras la telaraña permanece el engendro
Hipnotizando con su lengua los pistilos de las flores
Que se perdieron entre enredaderas
Donde los mosquitos construyen sus templos
Mientras, hilillos de sangre riegan la tierra
y en las venas no quedará ni un triste recuerdo
Salvo el breviario preñado de rencores y decadencia
destruyendo con mala hierba las flores
convirtiendo el pecado venial en alimento para cerdos
y a Diógenes en el dios del universo.

Construye y siembra 
regando con respeto, humildad y decencia.