Silente fue la marcha...
Cálida la venida.
Hoy, todo el tiempo es para ti…
Cuando las retinas relucen sin llanto
Y los colores recuperan su esplendor.
La luna, es el perfecto orbe que alumbra los sueños,
mientras el jazmín perfuma tu cuarto...
Mira la vida y sonríe…
¡Aunque los cuervos sigan graznado
sobre los tejados!.
siempre la esperanza, siempre la alegría, pues claro.
ResponderEliminarEs una sabia reflexión traducida a bellas palabras las que componen este poema, que hoy, especialmente, agradezco infinitamente el haber leído.
ResponderEliminarUn abrazo Mercedes; aunque maltrecho...aun al pie del cañón.